Beato de Valcavado

 

También conocido como el Beato de Valladolid, el Beato de Valcavado es una copia de los comentarios realizada en torno al año 970. Escrita e iluminada por un monje de nombre Oveco a petición del Abad del Monastrio de Nuestra Señora de Valcavado, Sempronio, según consta una inscripción en el propio manuscrito («SEMPRONIVS ABBA LIBRVM»).

Consta de 230 folios de pergamino (más catorce desaparecidos) de 35,5 x 24,5 cm y contiene en total 87 minituras iluminadas. Artísticamente, se trata de dibujos de colores muy vivos, sobre todo debido a la técnica empleada. Los pergaminos se trataban con cera y los pigmentos de color, a base de malaquita, azurita y cinabrio, principalmente, con clara de huevo. Las figuras están muy bien delimitadas, en la mayoría de los casos por gruesos trazos negros y se muestran bastante inexpresivas, hieratismo que se refuerza por los característicos ojos grandes y almendrados de las figuras de este beato. La utilización de bandas para delimitar escenas, la mayoría en vivos colores como azules, rojos y amarillos, lo pone en relación con el Beato de Escalada. Además, cabe destacar lo que algunos autores han venido a llamar influencia orientalizante de estas miniaturas, influencia que se denota en las vestimentas y la arquitectura mostrada en algunas de sus miniaturas.

Se trata de uno de los Beatos de los que mas exactamente podemos dar una datación, ya que el propio Oveco hizo una anotación precisa de la fecha de inicio y final de la manufactura del manuscrito en el folio 3 («Initiatus est liber iste Apocalipsis Joahnni VI idus junius et pinibit exaratus VI idus septembris sub era VIII», del 8 de junio al 9 de septiembre del año 970). A pesar de la brevedad del plazo en el que este Beato fue realizado, llama la atención, al menos en nuestra opinión, la majestuosidad de sus miniaturas y la maestría de Oveco.

Otro de los aspectos más relevantes es la existencia en varios de los folios de anotaciones al margen, algunas de ellas de la mano del propio Oveco, seguramente realizadas durante la revisión de su trabajo. Otras anotaciones interesantes se han datado ya en siglos posteriores, XII y XIII y cabe destacar la existencia de una cantiga en gallego dedicada a la Virgen, descubierta en 1918 por S. Rivera Manescau y el profesor E. López-Aydillo de la Universidad de Valladolid. Os recomendamos encarecidamente, sobre todo por poner en contexto esta anotación, el trabajo de  Jose Luis Couceiro de la Universidad de Santiago a este respecto que os dejamos en la bibliografía. En relación a su parecido a las cantigas de Alfonso X, algunos autores atribuyen esta anotación a Fernando III.

Al respecto de los avatares sufridos por el manuscrito, son bien conocidos. Se conservó en la iglesia de la localidad hasta el siglo XVI, desde donde pasó a León y después a Madrid a manos de un secretario de Felipe II En el siglo XVII se encontraba en el Colegio de jesuitas de San Ambrosio en Valladolid, y cuando por orden de Carlos III se expulsó a los Jesuitas, todo el contenido de la biblioteca pasó a la Universidad de Valladolid, dónde hoy se custodia en la Biblioteca Histórica de Santa Cruz.

Más Información

  • José Luis Couceiro, La cantiga Anónima del Beato de Valcavado, Universidad de Santiago.
  •  V. V. A. A. (1996). Historia del Arte, pág. 141. Alianza Editorial, 1998.
  • Joaquin Yarza. Arte y Arquitectura española 500/1250. Editorial Cátedra, 2004.
  • García-Diego, Pablo; Alonso Montes, Diego (2012). La Miniatura Altomedieval Española. Visión Libros. 
  • Martínez y Pérez, Lucrecio (20 de julio de 1967). «El monasterio de Valcavado y San Beato de Liébana». Voces de dentro y de fuera.
  • Menéndez Pidal, Gonzalo (2003). Varia mediavevalia: Mozárabes y Asturianos. Real Academia de la Historia.

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