Escenas de Lucha

 

Entre el amplio abanico de representaciones de la vida cotidiana que encontramos en la iconografía medieval de Cantabria dedicaremos esta entrada a los que reflejan escenas de lucha. 

Se trata de un tema bastante repetido, sobre todo en relieves de capiteles y canecillos. El deporte de la lucha, heredado de época clásica, se practicaba ya por los pueblos del Norte de la Península. Estrabón en el libro III de su Geografía que habla sobre Iberia, hace referencia la práctica de luchas gimnásticas. Según Albert Ceballos Hornero y David Ceballos Hornero (Competiciones de lucha en la Hispania Antigua, Revista PYRENAE, núm. 40, vol. 1 (2009) págs. 57-79.): " (...) la primera prueba segura de una pelea deportiva en la Península Ibérica data de época ibérica. Se trata de una pieza fragmentaria de piedra calcarenita de Cerrillo Blanco (Porcuna, Jaén), del siglo V a.C (...)". En cualquier caso, y según los mismos autores, hasta la romanización, a partir del siglo I a.C., no se celebraron de manera generalizada y periódica en las ciudades hispanas verdaderos torneos de lucha.

Ya en el siglo VII, San Isidoro de Sevilla, en el libro XVIII de sus Etimologías, describe la lucha como una disciplina en la educación de los nobles visigodos, aunque no hay evidencias claras que nos permitan asegurar el desarrollo de la lucha en esta época más allá de un "tosco mosaico cristiano procedente de Estada (Huesca) de tema poco claro, que contiene una figura de pie, bajo un pórtico, en actitud victoriosa, junto a otra de medio cuerpo, que pudiera estar arrodillada". 

En los siglos XI y XII el tema de la lucha reaparece, representado sobre todo en capiteles y relieves. Según interpreta Inés Monteira Arias (Un tema románico de ascendencia musulmana. La lucha de púgiles, Revista de Arqueología. 278, (2004) Págs. 28-35) estas representaciones serían un intento de reflejar el pecado de la ira inspirado en el arte musulmán. Otros autores, caso de Jose Ramón Aja Sánchez, (Las jambas de San Miguel de Lillo y los aurigas tardorromanos. Dos notas sobre la pasión tardoantigua por los ludi circenses, Acta Antiqua Complutensia 2, (2001) Págs. 101-114) resaltan la influencia del arte clásico en este tema medieval. Otros tipos de interpretaciones recalcan la figura de los luchadores como la pugna del humano contra el mal, o simplemente como representaciones lúdicas de la vida cotidiana.

En el románico cántabro encontramos este tipo de iconografía en Santa María de Yermo (en la foto), Santa Cruz de Castañeda,  o San Martín de Elines.

Más Información

  • Miguel Ángel García Guinea, Románico en Cantabria, Ediciones de Librería Estudio, 1996. 
  • Albert Ceballos Hornero y David Ceballos Hornero .Competiciones de lucha en la Hispania Antigua, Revista PYRENAE, núm. 40, vol. 1 (2009) págs. 57-79.
  • Inés Monteira Arias .Un tema románico de ascendencia musulmana. La lucha de púgiles, Revista de Arqueología. 278, (2004) Págs. 28-35.
  • Ramón Aja Sánchez, Las jambas de San Miguel de Lillo y los aurigas tardorromanos. Dos notas sobre la pasión tardoantigua por los ludi circenses, Acta Antiqua Complutensia 2, (2001) Págs. 101-114.

Fotografías y Textos ©Óscar M. Ruiz

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