Una de las actividades reflejadas en la iconografía del medievo cántabro son las escenas de caza, que pasó de constituir en estos territorios una actividad de supervivencia a una actividad recreativa, regulada y estructurada por la autoridad de turno.
Según argumenta María Isabel Montoya (La Caza en el Medievo Peninsular, Revista Electrónica de Estudios Filológicos Nº VI, Diciembre 2003): "Se tiene constancia de que en la Edad Media peninsular el sentido utilitario debió al menos ser triple: 1) en la primera etapa de la Reconquista la caza debió contribuir a la alimentación de los ejércitos que estaban en constante movimiento; 2) hay noticias sobre la organización de partidas de caza comunales patrocinadas y dirigidas por los señores o autoridades competentes para evitar la acción de las alimañas, es decir con éstas se pretendía eliminar los dañinos ataques de los depredadores a las cosechas, al ganado y a las personas; 3) también sabemos que mediante la caza muchos hogares campesinos, conventos, e incluso palacios obtenían buena parte de su abastecimiento así como algún beneficio económico, porque con este tipo de caza "ofensiva" se procuraba un complemento alimenticio a la vez que vestimentario."
En cuanto a los tipos de Caza diferenciamos entre caza mayor o montería y menor, principalmente por el tamaño de las presas, y la cetrería. Las escenas que encontramos en la iconografía de nuestro románico se suelen referir a la caza mayor, normalmente acompañados los monteros por perros. Todas estas actividades comenzaron a ser reguladas a partir del Siglo XIII, apareciendo disposiciones en Fueros, caso del de Soria, o en las Partidas de Alfonso X.En el caso de Cantabria encontramos escasos ejemplos, aunque podemos destacar la Caza del Jabalí de Santa María de Piasca (Fotografía superior) o la Caza del Oso de Santa María la Mayor de Villacantid (Fotografía inferior).
Más Información
· María Isabel Montoya (La Caza en el Medievo Peninsular, Revista Electrónica de Estudios Filológicos Nº VI, Diciembre 2003)
· Miguel Ángel García Guinea, Románico en Cantabria, Ediciones de Librería Estudio, 1996.
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