Nuestra Señora de la Asunción de Santa María de Cayón

 


Situado en el Valle del Pisueña, la población de Santa María de Cayón alberga en el interior del caserío uno de los templos románicos más impresionantes de Cantabria, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que por sus dimensiones y cuidado catálogo escultórico, escapa del estereotipo de Iglesia rural o de concejo y puede hacernos pensar que sirviera de templo a algún centro monástico durante los siglos románicos.

Es complicado trazar una línea temporal debido a la ausencia de fuentes. Según el Maestro García Guinea, según podemos leer en la Enciclopedia del Románico de Cantabria de la FSMLR, al analizar un documento fechado en el año 816 en el que el conde Gundesindo cede una serie de heredades al Monasterio de Fístoles, aparece un topónimo que pudiera referirse al Valle de Cayón, aunque aparece reflejado como Valle Baione.

El original trazado románico de la Iglesia puede enmarcarse en la segunda mitad del siglo XII, y contaría en su estructura original de una sola nave y un ábside semicircular; posteriormente se añadiría el crucero. El ábside y los muros de la nave conservan la factura románica original.

Repasando sus elementos mas significativos desde el exterior comenzando por la espadaña. Situada sobre el hastial, es de época románica aunque fue remozada en la parte superior en siglos posteriores. La Portada está situada en el hastial, bajo tejadillo con seis canecillos de caveto. Consta de cinco arquivoltas de medio punto sobre cimacio y jambas prismáticas; Existe otra puerta de la mima época exenta de  decoración, en el muro sur.

Lo más interesante sin duda, del exterior del templo, es su ábside. Se trata de un ábside semicircular de buena altura se compone de tres cuerpos separados por dos impostas y tres calles separadas por contrafuertes con columnas adosadas con una ventana decorada en cada una de ellas. Estas ventanas tienen arquivoltas de boceles con bolas y rombos sobre dos parejas de columnas con bellos capiteles que se decoran con motivos vegetales.

Al respecto de los capiteles  que rematan las columnas del ábside tienen animales enfrentados. Todo el conjunto del ábside se ve rematado en su cornisa por un espléndido catálogo de canecillos de temática variada que en general están bastante bien conservados y sin duda harán las delicias del espectador.

En lo referente al interior del templo consta de una nave rectangular, a la que posteriormente se añadió un crucero, posiblemente tardorrománico. Lo más destacable es sin duda su arco triunfal, el ábside y el presbiterio.

Uno de los elementos que más inspira por la belleza de su cuidado catálogo escultórico es sin duda la una arquería ciega que  recorre la parte inferior del ábside y los muros del presbiterio. Se dispone sobre columnas con capiteles de extrordinaria belleza que abarcan un amplio catálogo iconográfico.

El arco triunfal, de buena altura se adorna con capiteles historiados en  los que destaca una lucha de caballeros que llevan ensartados en sus lanzas a dos personajes, quizás el único con esas características que recordamos en el románico cántabro.

Se trata en definitiva de una Iglesia importante, que a pesar de la ausencia de fuentes tangibles, puede hacernos pensar que se tratase de un templo de importancia que perteneciese durante los siglos románicos a algún centro de poder monacal. Artísticamente no deja indiferente al espectador que sin duda disfrutará de la delicadeza y, por qué no, de lo enigmático de algunos de sus capiteles y canecillos.

Más Información

  • Miguel Ángel García Guinea, Románico en Cantabria, Ediciones de Librería Estudio, 1996. Pag. 389-394 
  • Vicente Herbosa, El románico en Cantabria, Ediciones Lancia, 2002. pág. 20 
  • Jaime Cobreros, El Románico en España, Guías Periplo, 1993, pág. 631-632
  • Enciclopedia del Románico de FSMLR. (www.romanicodigital.com) 

Fotografías y Textos ©Óscar M. Ruiz

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